17 Ene 2020

La Protesta Silente – Como Afecta el Ambiente de Trabajo

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La Protesta Silente, como afecta el ambiente de trabajo

Cuando hablamos de protestas, lo primero que se nos viene a la mente son barricadas, paros de la producción, quemas de cauchos, Etc. Las protestas siempre han existido, estudiantiles, sociales, laborales, familiares, deportivas. En todos los casos, las protestan tienen en común la búsqueda de la reivindicación de derechos que por alguna razón no han sido atendidos o cumplidos y para llegar a ser violentas deben haberse cumplido las premisas del incumplimiento reiterado.

Conocida es la llamada generación del 28 en Venezuela, así como la protesta a principios del siglo XX que mantuvieron los trabajadores petroleros y las luchas de las mujeres Venezolanas por su derecho al voto. Mas recientemente, en los años 80, 90, y desde hace al menos unos diez años, las protestas se han venido incrementando, en todos los ámbitos de la vida del país.
Pero hoy, queremos hacer análisis de como, al igual que las protestas que hemos citado, en las instituciones públicas y privadas han venido sucediendo protestando y como la gran mayoría de estas protestas han sido «silentes» o a voz baja.

La protesta surge por la desatención o ignorancia de los supervisores y patronos a los aspectos que influyen en el ambiente de trabajo de sus organizaciones.
La crisis económica, social y política ha influenciado de forma creciente en el ambiente de trabajo, donde se demandan acciones concretas para luchar contra el desánimo, la desmotivación e impulsar el rendimiento del trabajador a pesar de los elementos distorcionadores de ese sano ambiente de trabajo.
Muchos de ustedes pensarán que esto se refiere exclusivamente a protestas de índole sindical, pero no, nos referimos a esa protesta callada y ciertamente no escuchada, que va en el día a día, en la promesa no cumplida, en la poca importancia que le podamos dar a los aspectos que para el trabajador revisten una gran significancia e influyen en su comportamiento y por ende en el sano ambiente de trabajo y se refleja en lo reactivo que los trabajadores se muestran ante cualquier intervención de sus superiores.
El valorar el cumplimiento de esos pequeños detalles puede representar la diferencia entre un sano y agradable ambiente de trabajo o uno conflictivo y sin armonía.

Cuando analizamos los principales impulsores de la protesta silente, la falta de comunicación y atención de los mandos medios y altos con el resto de la organización resalta. El incumplimiento u «olvido» de promesas efectuadas al verlas fuera de contacto y de forma aislada, no recurrente, no parecen tener impacto, pero al agregar el factor recurrencia, frecuencia y colectividad, las cosas cambian.

En diversas oportunidades grupos de trabajadores con los que hemos interactuado nos mencionaron, «ya no tenemos el televisor en el comedor», «no me celebraron el cumpleaños y a otros si», «los uniformes nunca llegan a tiempo» «no estoy inscrito en el IVSS» entre otros, Esto arroja que por no atender esos «pequeños» requerimientos de forma continuada, los trabajadores van perdiendo la fe en sus patronos, en la misión y visión de sus organizaciones que deberían ser orgullo y en cambio los pasillos se llenan de rumores que no atendemos ni disipamos y distorsionan la dinámica laboral.
Es importante preguntarnos a quienes tenemos posiciones de mando, supervisión, dirección y control accionario, que estamos haciendo para mantener a los trabajadores motivados, si estamos escuchando sus demandas, si estamos leyendo entre lineas el mensaje que nos dan con sus acciones o si solo evaluamos los resultados de la gestión por el valor de las ventas y la utilidad obtenida, por la cantidad de inasistencias al trabajo y no involucrando el valor de la participación del individuo y su estado anímico en los resultados. Por último y peor aún, solo atendemos los reclamos cuando nos visita el delegado sindical o cuando se nos manifiesta que estamos a la víspera de un paro .
Lo cierto es, que de no haber intervenciones certeras en la dinámica de trabajo, de no leer e interpretar ese mensaje «silente» que nos envía la fuerza laboral, tendremos en puertas una organización con posibles grietas, con muchas posibilidades de convertirse en procesos de alta conflictividad, no importando si es una organización pública o privada.

Recordemos aquella frase famosa, «… Cuando estamos de malas, surgen y vemos todos los defectos…»
Los estudiantes han estado protestando porque sus exigencias no han sido escuchadas, han sido invisibilizadas, ni atendidas en mucho tiempo, su interlocutor también se ha vuelto «silente».

No permitamos que nuestros trabajadores lleguen al letargo o a la conflictividad por no detenernos a analizar su entorno y no escuchar sus opiniones e incorporar sus ideas y quejas al ciclo diario de nuestras organizaciones.
En la mayoría de los casos la conflictividad es producto de la falta de diálogo y búsqueda de consensos. Trabajemos de forma anticipada y planificada para reconocer las protestas silentes y que estas sean atendidas de forma tal que impacten de manera positiva en el ambiente de trabajo, dejemos de ser silentes al no actuar a tiempo.

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